Resúmen 4/10/2008
Petia, de la orden de St.Cuthberth, Sondor Cleo-fone, Monaguillo de Odín, Aelud Nevir el Prestidigitador y Alban el Corredor, todos ellos integrantes del grupo Los Errantes, un grupo que todavía no tiene ni fama ni honor ni renombre (y mientras siga sin emblema ni nada así seguirá), terminaron el viaje desde el sur de la costa salvaje a Hommlet con un día de retraso respecto a sus compañeros.
Alban se informó un poco de los edificios de interés del acogedor pueblo hablando con un muchacho en la primera granja de la villa, y al llegar al centro del pueblo, en la puerta de la posada de la Bienavenida Doncella se encontraron con el resto del grupo, que preparaba sus arreos y su equipo para dirigirse a la misteriosa casa del foso, acompañados de la bella Conomen y el ceñudo Dother, contratados a Rannos en el almacén.
Alban y Aelud, que habían hecho buenas migas por su condición de Gente Fantasmal, se adelantaron para explorar el camino que salía hacía el Este de Hommlet. En este camino, muy transitado y llano, lleno de caravanas, algún mercader malnacido les dijo que por allí se iba a Verbobonc, gran mentira, puesto que más tarde averiguaron que esta senda, conocida como el Camino Bajo se desviaba al norte en dirección a Bobanwycn, que estaba a muchas leguas, evitando los pantanos y el Bosque Nudoso que se extendían hacia el Este.
Los demás Errantes no se habían dado cuenta de la marcha del monstruoso prestidigitador y el corredor, y se pusieron un poco nerviosos, empezando a discutir banalidades e incluso a punto de cruzar hierro entre los de St.Cuthberth y los de Odín, o el de Odín más bien. Decidieron entrar en la Doncella a preguntar algo, y Daralhar le dió cuerda a Ostler para que contara otra de sus batallitas, mientras los demás no paraban de tirar de el para irse ya. Esta vez era acerca de como asaltó la casa del foso en su juventud, y luego contó otra de un Troll que vivía en una caverna cercana.
Tras muchas discusiones, se pusieron en marcha, y llegaron a donde el Camino Bajo torcía al norte y se situaba un cartel "A Bobanwycn", bajo el cual, descendiendo por un terraplén, como bien les había indicado Ostler, comenzaba un angosto camino que se adentraba en los yermos del Este. Era evidente que el camino estaba en desuso, y había que abrirse paso en muchos tramos, pero Alban y Liliah encontraron rastros recientes de tránsito en algunos puntos. Estos dos valientes se adelantaron un poco, y tras unas millas, donde el yermo dió paso al fétido pantano, con el oscuro bosque nudoso de telón de fondo, encontraron la derruida casa del foso, rodeada de altos juncos y fanganales, accesible solo por un estrecho pasaje de quince pies de ancho y unas podridas tablas que se internan en la fortaleza. Alrededor, montones de cadaveres humanos y no tan humanos yacían entramados en unas gruesas zarzas de aspecto malsano y antinatural, y un croar horripilante surgía de las charcas de alrededor, casi como si lo emitiese una garganta humana. Los demás les dieron alcance, y al ir a adentrarse en la casa, de los juncos surgieron multitud de enormes ranas con gigantescas lenguas humanas.
Alban luchó contra una de las ranas mas grandes, mientras Liliah huía hacia la casa del foso, y los demás, exceptuando los magos, cargaban al combate. Mientras Daralhar daba apoyo con su arco, Aelud lanzó un conjuro que durmió mágicamente a las ranas mas pequeñas, lo que permitió a los demás las remataron es su indefenso estado de sopor, y tras una sangrienta refriega las dos mas grandes acabaron sucumbiendo también, una de ellas resultando haber engullido una piedra preciosa de color violeta.
Mientras muchos de los aventureros se recuperaban, varios de ellos se adentraron valientemente, quizás demasiado, en las siniestras ruinas...
Petia, de la orden de St.Cuthberth, Sondor Cleo-fone, Monaguillo de Odín, Aelud Nevir el Prestidigitador y Alban el Corredor, todos ellos integrantes del grupo Los Errantes, un grupo que todavía no tiene ni fama ni honor ni renombre (y mientras siga sin emblema ni nada así seguirá), terminaron el viaje desde el sur de la costa salvaje a Hommlet con un día de retraso respecto a sus compañeros.
Alban se informó un poco de los edificios de interés del acogedor pueblo hablando con un muchacho en la primera granja de la villa, y al llegar al centro del pueblo, en la puerta de la posada de la Bienavenida Doncella se encontraron con el resto del grupo, que preparaba sus arreos y su equipo para dirigirse a la misteriosa casa del foso, acompañados de la bella Conomen y el ceñudo Dother, contratados a Rannos en el almacén.
Alban y Aelud, que habían hecho buenas migas por su condición de Gente Fantasmal, se adelantaron para explorar el camino que salía hacía el Este de Hommlet. En este camino, muy transitado y llano, lleno de caravanas, algún mercader malnacido les dijo que por allí se iba a Verbobonc, gran mentira, puesto que más tarde averiguaron que esta senda, conocida como el Camino Bajo se desviaba al norte en dirección a Bobanwycn, que estaba a muchas leguas, evitando los pantanos y el Bosque Nudoso que se extendían hacia el Este.
Los demás Errantes no se habían dado cuenta de la marcha del monstruoso prestidigitador y el corredor, y se pusieron un poco nerviosos, empezando a discutir banalidades e incluso a punto de cruzar hierro entre los de St.Cuthberth y los de Odín, o el de Odín más bien. Decidieron entrar en la Doncella a preguntar algo, y Daralhar le dió cuerda a Ostler para que contara otra de sus batallitas, mientras los demás no paraban de tirar de el para irse ya. Esta vez era acerca de como asaltó la casa del foso en su juventud, y luego contó otra de un Troll que vivía en una caverna cercana.
Tras muchas discusiones, se pusieron en marcha, y llegaron a donde el Camino Bajo torcía al norte y se situaba un cartel "A Bobanwycn", bajo el cual, descendiendo por un terraplén, como bien les había indicado Ostler, comenzaba un angosto camino que se adentraba en los yermos del Este. Era evidente que el camino estaba en desuso, y había que abrirse paso en muchos tramos, pero Alban y Liliah encontraron rastros recientes de tránsito en algunos puntos. Estos dos valientes se adelantaron un poco, y tras unas millas, donde el yermo dió paso al fétido pantano, con el oscuro bosque nudoso de telón de fondo, encontraron la derruida casa del foso, rodeada de altos juncos y fanganales, accesible solo por un estrecho pasaje de quince pies de ancho y unas podridas tablas que se internan en la fortaleza. Alrededor, montones de cadaveres humanos y no tan humanos yacían entramados en unas gruesas zarzas de aspecto malsano y antinatural, y un croar horripilante surgía de las charcas de alrededor, casi como si lo emitiese una garganta humana. Los demás les dieron alcance, y al ir a adentrarse en la casa, de los juncos surgieron multitud de enormes ranas con gigantescas lenguas humanas.
Alban luchó contra una de las ranas mas grandes, mientras Liliah huía hacia la casa del foso, y los demás, exceptuando los magos, cargaban al combate. Mientras Daralhar daba apoyo con su arco, Aelud lanzó un conjuro que durmió mágicamente a las ranas mas pequeñas, lo que permitió a los demás las remataron es su indefenso estado de sopor, y tras una sangrienta refriega las dos mas grandes acabaron sucumbiendo también, una de ellas resultando haber engullido una piedra preciosa de color violeta.
Mientras muchos de los aventureros se recuperaban, varios de ellos se adentraron valientemente, quizás demasiado, en las siniestras ruinas...
2 comentarios:
buen resumen, aún recuerdo lo tenebroso del camino, las plantas extrañamente grandes y la lucha con esos bichos...parece como si hubiera estado ahí...xDDDD
jejeje "algún mercader malnacido les dijo que por allí se iba a Verbobonc"
Algún "malnacido mercader" en forma de máster despistado, creo recordar :P:P:P
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