El Templo del Mal Elemental

Este es el blog oficial de la partida de HackMaster de las Sirenas, auspiciados por la asociación de rol El Dirigible, en Sevilla. Dirigida por Carlos Burón, en esta dura campaña de Gary Gigax los jugadores, conocidos como Los Errantes, sudan sangre y fichas de personaje enfrentándose a las fuerzas del Templo del Mal Elemental. Aquí podrás encontrar resúmenes, informaciónes varias, y (espero) material que aporten los jugadores. ¡A leer!

miércoles, 17 de septiembre de 2008

La Aventura Comienza

Resúmen 14/09/2008


A principios de la temporada estival, el grupo aventurero Los Errantes llegó con esperanzas de grandes aventuras a la villa de Hommlet, otrora azotada por los secuaces del cercano Templo del Mal Elemental.

Los Errantes es un grupo aventurero formado por

Almeth el Galante
Daralarh el Segundo
El Veterano Eric
Lilia la Aprendiz
El Monaguillo Duncan
Gloin el Guerrero Furioso
y más audaces que todavía no habían terminado su viaje al pueblo.

Nada más llegar a la entrada de Hommlet, fueron saludados por la amable señora Lakhal, una matrona de mejillas rosadas que les indicó amablemente que se hospedasen en la posada, visible desde esa granaja, de La Bienavenida Doncella. Eric además le confió a la señora Lakhal sus dos gallinas ponedoraspara que se las cuidase a cambio de la mitad de sus huevos. En la granja de enfrente, se enteraron por medio de un joven que el líder espiritual de la aldea era el druida Bastongrís, y al preguntar Daralahr por un mago le indicó que el Brujo Burne habitaba en la torre en construcción de las afueras de Hommlet.

En el acogedor hogar de la posada, varios de los aventureros descansaron del viaje y cenaron abundantemente el plato del día, carne de ternera con queso cheddar y marorejo, mientras charlaban con Ostler, el dueño de la posada. En tanto, Gloin y Lilia investigaron la parte trasera del edificio, encontrando el río que traspasa Hommlet y divisando algunos edificios de interes tras charlar con un par de chicos que jugaban en el agua.

Almeth, Eric y Lilia pidieron una habitación a Ostler, que se la ofreció con gusto, y pasaron allí la noche, no sin antes percatarse de que en la habitación de al lado se hospedaba un joven de túnicas brillantes, pelo crespo y anteojos. Lilia le espió por el ojo de la cerradura, y lo pilló sentado en la cama con las manos en un libro de aspecto grueso y tapas de cuero. Antes de acostarse, Lilia se acercó a hablar con el posadero y mientras oyó por encima la conversación que tenían unos enanos de aspecto nefasto; "...esta noche asaltaremos la casa del foso...". Al indagar, Almeth Eric y Lilia se enteraron de que la casa del foso es una fortaleza en ruinas, avanzadilla del antiguo Templo del Mal Elemental, y no una casa normal como ellos pensaban; por lo tanto les dejaron hacer, a sabiendas de que según Ostler nadie había vuelto vivo de allí ultimamente. Eric y Almeth se fueron a dormir, y Lilia mientras tanto aprovecho para indagar en las habitaciones desocupadas de la posada.

Duncan y Daralahr buscaban el centro de comercio, pero se les hizo de noche mientras lo encontraban. Por suerte, Rannos, uno de los propietarios del centro de comercio, de aspecto pequeño rechoncho y peludo, les abrió a deshoras y les proporciono un silbato y varias cosas mas que pidieron, además de la dirección del templo de St.Cuthbert. También les ofreció contratar a una doncella y un luchador, pero los aventureros rechazaron. En el templo de St.Cuthberth les atendió el Hermano Calmert, un bello clérigo ávido de donaciones, que les ofreció cobijo durante la noche en el suelo del templo. A altas horas de la madrugada apareció por alli Bonbor el Prestidigitador, un elfo con problemas nasales y un poco atolondrado, que hizo buenas migas con Duncan, Daralhar y Gloin(que también durmió allí), uniéndose al grupo de Los Errantes.

A la mañana siguiente, entró en el templo el Fraile Terjon, un hombre cercano a la vejez pero extremadamente musculado y de semblante serio, que sin mediar palabra se introdujo en sus aposentos.
Mientras tanto, los que habían dormido en la posada desayunaron huevos revueltos con miel, y mientras decididían que sería buena idea investigar la casa del foso, aparecieron el resto de aventureros, menos Daralahr que había ido a la torre a ver si podía hablar con Burne. Los Errantes estaban discutiendo su plan de acción cuando Duncan se dió cuenta de que el tipo del pelo de punta les estaba escuchando atentamente. Este se presentó como Spugnoir, y se ofreció a acompañar al grupo para llevarle pergaminos a su maestro, un sabio de Verbobonc. Era habilidoso en el uso de la daga, y quería a cambio de su ayuda llevarse todos los pergaminos que se encontrasen, pero esto no convenció a Los Errantes, así que no hubo trato.
El grupo se dirigió al almacén general, dispuestos a contratar a los dos muchachos de Rannos por 2 po al día; Conomen, la joven y voluptuosa doncella de oscuros y cortos cabellos, experta en muchas cosas(si, en eso también, o sobretodo en realidad), y Dother el reservado luchador de constitución fibrosa y semblante ceñudo. Eric, ansioso por quitarse las telarañas, se llevo a Conomen, bastante húmeda ella también todo hay que decirlo, a la posada y "consumaron" el contrato por decirlo de alguna manera.

Los Errantes, mas los dos mercenarios, prepararon todo su equipo, sus monturas y sus atuendos, y se armaron de coraje para viajar al antiguo tentáculo del Mal que antaño azotó Hommlet... la Casa del Foso.

viernes, 12 de septiembre de 2008

Introducción

.

Hommlet surgió a partir de un par de granjas, un refugio, y una herrería. Los caminos trajeron un número suficiente de viajeros y carros mercantes para atraer comerciantes y artesanos que servían a aquellos que iban de paso. El refugio se convirtió en una próspera posada, y carpinteros de carretas se asentaron en el villorrio. Granjeros y pastores les siguieron, ya que el grano era necesario para las bestias de carga, y la carne era muy solicitada por los huéspedes de la posada
Había una gran prosperidad, pues el lord del distrito era amable y cobraba muy pocos impuestos. El comercio era bueno, y la tierra no tenía problemas de guerra, forajidos o bestias sangrientas. La zona era libre, bella y rica; demasiado, a ojos de algunos.

Si la maldad vino del oeste desde Dyvers (como dicen unos) o se arrastro desde los bosques que bordean la Costa Salvaje (como afirman otros), venir vino. Al principio solo eran unos pocos ladrones y algún que otro grupo de bandidos molestando a las caravanas mercantes. Entonces vinieron pequeñas bandas de humanoides - kobolds o goblins - asaltando los rebaños. La milicia local y los guardabosques de Waldgraf de Ostverk frenaron un poco, pero no pararon, la propagación de la villanía y la maldad.
Un gurpo de chabolas y sus sucios habitantes formó el núcleo de lo que iba a ser el origen de los problemas venideros. Un retorcido clérigo erificó una pequeña capilla negra en esta localización. La gente de Hommlet tendía a ignorar este enclave, Nulb, aunque estaba solo a 6 millas (10 km) de distancia. Pero su apartada posición era ideal para los siniestros propósitos planeados para este asentamiento, al igual que su posición en un pequeño afluente del Velverdyva. Los arbustos y zarzas que rodeaban Nulb se convirtieron en guarida y escondite para bandidos, salteadores, y toda clase tanto de hombres malvados como de monstruos. La capilla se convirtió en un templo de piedra al entregar los fieles sus malogrados botines. Las buenas gentes fueron robadas, atropelladas, esclavizadas, y cosas peores.
En solo tres años, una malévola e imponente fortaleza rodeaba ya el malvado lugar, y enjambres de criaturas adoraban y trabajaban en sus retorcidas entrañas.Los sirvientes del Templo del Mal Elemental hicieron Hommlet y las tierras de leguas en derredor una burla a la libertad y la belleza. El comerció se detuvo, los cultivos se secaron; predominaba la pestilencia.
Pero los lideres de este cáncer estaban llenos de arrogancia, y, en su desmesurado orgullo, buscaron derrocar los buenos reinos del norte, que estaban viniendo al rescate de la tierra oprimida por la tiranía que imponía el maligno templo. Se libró una gran batalla.
Cuando las buenas gentes de Hommlet contemplaron los ríos de hombres de ocres túnicas y humanoides huyendo al Sur y al Oeste a través de su comunidad, hubo gran regocijo, pues supieron que sus homicidas opresores habían sido derrotados y conducidos fuera de los campos por el pánico y la derrota. Tan magnífica fue la matanza, tan completa la victoria del bien, que la amurallada fortaleza del Templo del Mal Elemental cayó en una sola noche, a pesar de la ayuda de un terrible demonio. El lugar quedo destrozado y sellado contra el regreso de tales abominaciones por medio de poderosas bendiciones y magia.

La vida en Hommlet rápidamente volvió a su antigua forma de antes de levantarse el templo. Durante cinco años, el pueblo y sus alrededor se hicieron mas ricos y prósperos de lo que nunca habían sido. Un trol monstruoso que había habitado el lugar por un tiempo fue cazado por un grupo de aventureros que pasaban por allí. Portando las cenizas, y sus buenas riquezas también, los aventureros volvieron al pueblo. Antes de partir en busca de fortuna a otros lugares, devolvieron parte del botín a los aldeanos. Otros aventureros, sabiendo del mal que había residido hace tiempo en la zona, vinieron a cazar similares presas, y varios encontraron recónditas guaridas y tesoros; otros, sin embargo, no volvieron nunca.
Después de un tiempo, los aventureros dejaron de acercarse por allí. Parecía que no quedaba monstruo por matar, ni maldad por aplastar. Los pueblerinos exhalaron un suspiro de alivio colectivo; algunos sufrieron la bajada de ingresos, pero la mayoría aprecio la vuelta a la pacifica y tranquila vida normal; y Hommlet continuo su pacifica existencia por cuatro años mas.

Pero entonces, hace un año, los bandidos empezaron a asaltar los caminos de nuevo; no con mucha frecuencia, pero con contundencia. A las buenas gentes de Hommlet, todo esto les parecía demasiado familiar, así que avisaron al Vizconde de que las retorcidas fuerzas del mal podían acechar todavía en las proximidades. Esta información ha sido extendida por la comarca, y las noticias han atraído extranjeros al pueblo de nuevo. Quienes y que buscan estos hombres, de eso nadie está muy seguro. Todos dicen tener el firme propósito de matar monstruos y traer paz y seguridad a Hommlet; pero los hechos pesan mas que las palabras, y las mentiras ocultan los verdaderos propósitos de los malvados.



Vuestro grupo esta ya cerca del Pueblo de Hommlet, después de un largo camino desde las tierras de la Costa Salvaje. Estais mal equipados, con pobres monturas y sin grandes sumas de dinero. De hecho, todo lo que tenéis es lo que lleváis puesto y las bestias que cabalgáis, además de unas pocas monedas ocultas en bolsas y bolsillos. Lo que poseéis en cantidad, sin embargo, es atrevimiento y deseo de haceros ricos y famosos. Por tanto, vuestro grupo llega a Hommlet a aprender. ¿Es cierto que este es buen lugar para aventureros en pos de fortuna? Todos tenéis grandes esperanzas, por supuesto, de ganar riquezas y labraros vuestro propio nombre. El resultado de esto es incierto, pero vuestra habilidad y valentía, junto con una buena cantidad de suerte, serán los principales ingredientes de lo que acaecerá, sea fortuna o calamidad.
La pequeña comunidad que reposa en la encrucijada es la gran incógnita de la ecuación. ¿Que hay allí? ¿A quienes encontraréis? ¿A donde deberíais ir? Estas son vuestras primeras incursiones y encuentros, así que la suerte puede dictar tanto como la inteligencia. ¿Le harán ascos a los extranjeros? son los rumores ciertos - ¿está la comunidad entera enzarzada en prácticas malignas? ¿Son las gentes de aquí catetos, fáciles de engañar? ¿Es verdad que cae una maldición sobre todo aquel que ose aventurarse en las tierras que una vez fueron las del Templo? Todas estas preguntas obtendrán respuesta muy pronto.

La polvorienta y agrietada carretera esta delimitada con apretadas filas de zarzas y arbustos, atravesando de vez en cuando algún bosquecillo o pasando sobre un arroyuelo. A ambos lados, bosque y pradera han dado paso a campos de cultivo. Un pequeño rebaño de vacas pasta cerca, y se puede ver en la lejanía una colina salpicada de chimeneas de piedra grisácea, con volutas de humo azulado surgiendo de ellas. Un camino se separa hacia la izquierda hacia las colinas, y más adelante, a cada lado hay graneros y casas - ¡por fin, Hommlet!

La aventura comienza...