El Templo del Mal Elemental

Este es el blog oficial de la partida de HackMaster de las Sirenas, auspiciados por la asociación de rol El Dirigible, en Sevilla. Dirigida por Carlos Burón, en esta dura campaña de Gary Gigax los jugadores, conocidos como Los Errantes, sudan sangre y fichas de personaje enfrentándose a las fuerzas del Templo del Mal Elemental. Aquí podrás encontrar resúmenes, informaciónes varias, y (espero) material que aporten los jugadores. ¡A leer!

miércoles, 25 de marzo de 2009

Contrato de Patrocinio

Contrato de Patrocinio

El Vizcondado de Verbobonc, por mediación de sus vasallos Burne el Brujo y Rufus el Mirmidón, se compromete a
  1. Financiar económicamente en la medida que crea conveniente el Vizcondado a la compañía aventurera Los Errantes.
Los Errantes, a su vez, se comprometen
  1. A entregar todo objeto de valor o tesoro obtenido en cualquier empresa de tipo aventurera, percibiendo la mitad de su valor de tasación en metálico una vez puesto el botín a recaudo del Vizcondado.
  2. A embarcarse en las empresas que el Vizcondado crea pertinentes con los plazos y objetivos que el Vizcondado estipule.
  3. A no extingir este contrato, no abandonar la compañía ni disolverla so pena de un pago total al Vizcondado de diez (10) veces la cantidad total invertida por el Vizcondado, desde la firma de este contrato, menos los beneficios que este haya obtenido de la compañía.
ANEXO 1
La parte contratante, es decir el Vizcondado, puede exigir a la parte contratada, la compañía aventurera Los Errantes, la extinción del contrato, teniendo derecho el contratante a percibir hasta diez (10) veces la cantidad total invertida en el contratado menos los beneficios que haya obtenido de éste. Tal extinción se deberá hacer con un preaviso de tres (3) meses. En caso de demorarse en el pago, se aplicará un interés de un mínimo de 1% y un máximo de 5% por semana, hasta un máximo de 13 semanas, momento en el cual se considerará que la parte contratada ha incumplido este contrato.

Juran cumplir este contrato, mediante juramento por la sangre y por los dioses
  • El contratante
    [ RUFUS EL MIRMIDON Y BURNE EL BRUJO, EN REPRESENTACION DEL VIZCONDADO DE VERBOBONC]
  • El contratado
    [ LA COMPAÑIA AVENTURERA LOS ERRANTES, REPRESENTADA POR (firma de cada miembro)]

martes, 24 de marzo de 2009

Fracaso en el Asalto a la Tienda

Resúmen 21/03/2009

La batalla pintaba muy mal. Dunckan estaba muerto, Llagular arrastraba su cadáver estando el mismo en las últimas, y Merya estaba al borde del colapso en su duelo particular con Rannos. Calmert estaba dispuesto a pelear, y Elmo, aunque no era su día, había parado todos los golpes de Gremag, sin embargo los Errantes decidieron huir como alma que lleva el diablo. Salieron por la puerta a toda velocidad, y los mercaderes les dieron caza hasta la puerta, momento en el que la cerraron de golpe quedándose dentro, no sin antes despedirse con un "Iuz os maldiga desgraciados!".
Mientras tanto, Daralhar había echado a correr con dos Rotweiller detrás. Acabo frente al banco de la elfa Melubb, y en ese instante le dieron caza los perros. Esquivó a uno pero el otro se le enganchó en la pierna con sus mandíbulas de acero. Por suerte, el guarda del banco, aunque reticente, se presto a ayudar. Lanzó su can, otro Rotweiller, contra el que aún no había mordido al elfo, y ambos se quedaron enzarzados en un doble mordisco brutal, sin soltarse. El otro perro le estaba destrozando la pierna a Daralhar, pero llegaron Elmo y Calmert en su ayuda y a hachazos y mazazos consiguieron desengancharlos, aunque el can volvía al ataque. Al final cayó muerto, al igual que su sarnoso amigo, al cual el perro del guarda le arrancó la columna vertebral.
Demasiado heridos para hacer nada, los Errantes se retiraron a descansar, no sin antes mandar a Elmo a que comunicase su situación a Rufus. Llagular llevo a sus dos compañeros de fe al templo, y allí se encontraron con Petia, que había estado ausente varias semanas. Le contaron su situación, y mientras se encargaban de los cadáveres se escucho un jaleo fuera y la paladina fue a ver que sucedía. Una turba de gente precariamente armada, supuestamente la milicia, estaba prorrumpiendo con un ariete en el centro de comercio, liderados por Elmo, Rufus y Terjon. La gente entró a saco y empezó a buscar a Rannos y a Gremag arrasando con todo lo de la tienda, algunos aprovechando para vandalizar y otros para robar. Petia, que se había unido al asalto, no podía consentir semejante conducta, así que se subió al mostrador y entonó un discurso que los dejó a todos firmes y convencidos de como obrar correctamente. Tras registrar, ahora mas comedidamente, el edificio, se llegó a la conclusión de que los malhechores habían huido, al parecer llevándose varias pertenencias consigo. Rufus ordenó que se confiscase todo lo demás y pasase a disposición del Anciano del pueblo.
Precisamente Petia andaba buscando al fraile Terjon, que estaba supervisando el tema, así que lo abordó con varias peticiones. Quería resucitar a Dunkcan y a Almeth, así que le pregunto por los precios, pero al parecer era importante saber que clase de resurrección querían. Terjon dijo que para ello podían comunicarse a través de un ritual con el más allá y presentares las cuestiones directamente. Se fueron al templo, y allí convocaron a los espíritus aún atados al mundo de los vivos. Primero hablaron con Dunqan, y Terjon dejo que Petia hiciese las preguntas, que debían ser tres. La primera fue "¿quieres que te resuciten?" a lo que el Hermano respondió, "si". La segunda fue "¿estás seguro?", a lo que el espíritu visiblemente molesto respondió "QUE SI". El tiempo se acabó porque a Petia no se le ocurrían más preguntas, y Terjon pregunto porque no le había preguntado que tipo de resurrección querían... con Almeth, empezó preguntando directamente eso, y luego que si había visto a St.Cuthbert, a lo que el Guarda dijo que lo sentía muy cerca. Una vez terminadas las preguntas, procedieron a la resurrección. Todo fue sin problemas, y los píos volvieron a la vida, aunque Duncan casi se muere nada más volver porque el veneno permanecía en su sistema, por suerte Terjon actuó a tiempo. Mientras tanto, Daralhar había ido a pedir sanación a Bastongrís, que se la ofreció por un precio.
Pasados tres días, ya recuperados ellos y su equipo que mandaron a reparar, fueron a hablar con Rufus. Querían convencerle de que les dejase llevarse un prisionero como escudo humano, pero el Mirmidón se negó y mucha gente, como Eber, estuvo de acuerdo en que era una cobardía. Los Errantes se estaban marchando rápidamente de la torre, porque ya habían tenido noticia de que Burne quería hablar con ellos acerca de la financiación, pero Rufus también estaba al tanto y los mandó para arriba. Bastante acojonados, comparecieron ante el Brujo que les dijo que estaban despilfarrando sin control sin producir beneficios. De momento se cortaba el grifo de crédito con sólo un margen de 4000 po, hasta que se reportasen unos beneficios de buena cuantía, que como mínimo amortizase al completo la inversión.
Fuera ya de la torre, el grupo decidió que iban a limpiar la casa del foso, o al menos la habitación de Lareth, de tesoros. En un ratón estuvieron allí. El lugar estaba bastante tranquilo y ya no despedía un aura maligna tan poderosa. Se internaron en el subterráneo, pero mientras se aproximaban por el camino, escucharon unos gruñidos y unas risas sarnosas. Se quedaron quietos, y Merya, enfundada en una capa élfica, y Awaie utilizando su invisibilidad innata, se adelantaron por el pasillo a ver que pasaba. Merya se quedó en el umbral del pasillo, y el hada no veía un carajo así que se volvió y busco a Merya a tientas, se tropezó con ella, cayeron al suelo, e hicieron un escándalo de mil demonios. De la cámara siguiente surgieron hombres hiena, que estaban acechando en la oscuridad, y se lanzaron sobre la ahora visible semielfa. Empezaron a repartir hachazos a diestro y siniestro, pero los demás se acercaron y Daralhar tuvo la oportunidad de dormir a los dos que habían podido entrar en el pasillo. En cuanto los otros vieron el tamaño de la fuerza enemiga, salieron corriendo. El grupo ató a las dos bestias dormidas (Merya se enredó ella misma, empezó a hacer mal los nudos y acabó histérica), y se dispusieron a rajarles el cuello, a pesar de las protestas de algunos compañeros por la cobardía y la crueldad de tal acción; ellos proponían hacerlos prisioneros y juzgarlos o dejarles escapar. Merya le rajó el cuello a uno de parte a parte, y entre Awaie y Daralhar le destrozaron la garganta al otro, que se despertó aún vivo. Mientras el animalito atado se ahogaba en su propia sangre pidiendo ayuda, los Errantes discutían sobre la moralidad de tales actos. Al final liberaron a la desgraciada criatura, que huyó sin rumbo.
El grupo siguió avanzando. Ahora tenían que levantar una verja, pero parece que Llagular estaba un poco oxidado y aunque levantó la misma verja el otro día hoy le dio la pájara; más tarde lo volvería a intentar y le saldría sin problemas, pero antes decidieron acercarse a las puertas del principio del subterráneo que estaban tapadas con escombros. Los apartaron y Awaie, que había mejorado mucho su habilidad con la ganzúa desde la última vez que intentó abrirlas, esta vez las forzó con éxito. En el interior había montones de armaduras, capas, armas y provisiones, al parecer eran almacenes de alguna clase. Había grandes cantidades, para una fuerza de al menos 70 hombres, así que tuvieron que hacer varios viajes, y al cabo de tres horas habían cargado todo en el carromato medio sepultando a Darien.
Mientras tanto, en algún triste rincón, un tritón se resecaba sin que nadie le diera alpiste...

lunes, 23 de marzo de 2009

Desglose Tesoro

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miércoles, 18 de marzo de 2009

HERO WAY (el camino del héroe)

Quizás esta historia pueda aburrir a vuesas mercedes, pero es la vida de las Hadas lo que se refleja en este relato. Para las hadas duende el camino de vida no es más que una forma de llegar al máximo de sus capacidades, ya que estas son prácticamentes inmortales si logran recordar sus gestas y la mejor forma de hacer esto es dejando huella en Grayhawk.
La historia de Awaie nace con la primera danza de apareamiento de Wio y Anoen, dos hadas duende de la famosa aldea que los humanos llaman Fairywood. Los padres de Awaie fueron dos famosos elementos de la aldea, Wio fue un importante explorador del camino del rio, que descubrió hace algunos años el rio subterráneo que les permitía evitar el peligroso paso del Risco Nevado, cordillera que separaba Fairywood de las principales vías migratorias de aves. Con este descubrimiento Wio conoció mundo y experiencias que transmitió a su primer hijo Awaie. En cuanto a su madre Anoen era una bella hada hija del jefe de la aldea que pronto vio en Wio un buen partido.
Awaie pasó una infancia feliz, entre las hadas duende de Fairywood. Enseguida tuvo hermanos que le tomaron a él como ejemplo a seguir, exepto su hermano Jotum que era su antítesis. En una de los múltiples piques entre Awaie y Jotum una lechuza que buscaba presas en el bosque atacó a su hermano. Jotum lucho con fuerza pero no pudo evitar que la lechuza le llevara a su nido. Awaie volvió a su casa para buscar ayuda, pero solo encontró a su madre que, aunque no podría ser de mucha ayuda salió disparada en busca de su hijo Jotum. Al encontrar el nido, Anoen sacrificó su vida para evitar que la lechuza se fijara en Jotum y el propio Awaie intentando recuperar el maltrecho cuerpo de su madre, recibió un garrazo de la lechuza en su cara que lo dejó tuerto, pero vivo.
Ya en el pueblo, mientras todos lloraban la muerte de Anoen, su hermano Jotum juró demostrar que Awaie era un inepto que no fue capaz de salvar a su madre de un peligro menor. Herido en su orgullo, Awaie decidió dejar Fairywood en busca de aventuras con las que demostrar que no era un cualquiera, que estaba a la altura de su amado padre y que encontraría la reencarnación de su madre para volver a vivir felices.
Después de esto, Jotum decidir demostrar tener razón y juró por su honor estar siempre ahí cuando Awaie fallara. Nuestro héroe cogió su petate y siguió el camino que una vez descubrió su padre, atravesó el paso subterráneo de Risco Nevado y siguió el vuelo de las aves que le llevarían a un lugar lleno de aventuras. En el camino encontró a un Mago elfo llamado Darhalar con el que pronto comenzó una amistad.
Así comenzó Awaie el camino del héroe para demostrar su valía y para quizás alguna vez encontrar de nuevo el alma y los recuerdos de su madre.




domingo, 15 de marzo de 2009

Un Descuento Venenoso

Resúmen 14/03/2009

Tras haber derrotado a Lareth, y subyugado a los sectarios que quedaron con vida, los Errantes se pusieron a deliberar sobre el próximo paso a dar. De momento, ataron a los sectarios y los despojaron de sus armas y armaduras. Daralhar abogaba por saquear la habitación de Lareth, pero Dunkan quería resucitar a Lareth con su rito imperfecto para interrogarlo. No se atrevían a revivirlo allí abajo, así que acordaron llevarlo de vuelta a Hommlet y hacerlo bajo la supervisión de Burne, pero sólo tenían una hora antes de que estuviese demasiado echado a perder como para que el conjuro surtiese efecto.

Al final, Daralhar convenció para que se echase un vistazo rápido aunque fuese a las estancias del clérigo. Entraron, usando a un sectario como explorador (un tal Formglor), y miraron por encima. Aparte de una lujosa cubertería de plata, una suntuosa comida, un brasero, un inciensiario y mucho adorno, a simple vista no se veía más nada, y no se vieron con tiempo para registrar los muebles. Entre todos los sectarios y Dunkan llevaron el cadáver de Lareth por un pasillo que había indicado uno de los cautivos que salía directamente al pantano. El pasaje ascendente no entrañaba ningún peligro, y salieron a 300 pies de la casa del foso hacia una senda que llevaba al Camino Bajo.

Una vez de vuelta en Hommlet, entraron a la torre de Burne, pero como este estaba fuera les recibió Rufus. Metieron a los sectarios en celdas, y le contaron su plan al Mirmidón. Lo convencieron para que les dejase resucitar a Lareth en una celda, y así lo hicieron... pero el conjuro no surtió efecto por causas desconocidas y Lareth no volvió a la vida. Rufus dijo que había que quemar el cuerpo y mantenerlo en secreto, que era demasiado peligroso tener ahí el cadaver de un clérigo maligno incluso muerto. Los Errantes propusieron reunir al concilio para ver que podían hacer, y fueron a buscarles a regañadientes de Rufus que no lo veía necesario, logrando traer al Fraile Terjon y a Bastongrís. Terjon examinó los emblemas de Lareth a instancias de los aventureros, e identificó rápidamente el símbolo de la araña con rostro humano como el emblema de Lolth, la Reina Araña, diosa de los elfos oscuros, una deidad consagrada al mal mas despreciable. Algunos no conocían bien a los elfos oscuros, lo cual es lógico pues habitan como cobardes en la bajoprofundidad después de perder en tiempos antiguos la guerra contra los elfos del bien. Terjon contó esta historia, y concordó en que era extraño que un humano como Lareth fuese siervo de una deidad drow. Bastongrís, como Rufus, dijo que lo mejor era quemarlo en cualquier claro del bosque y mantener su muerte en secreto.



Los Errantes comentaron también que los esbirros de Rannos les habían traicionado, y como es lógico sospechaban del comerciante. Rufus dijo que dejaba ese asunto en sus manos, y que podían pedirle ayuda a Elmo, un miliciano al que podían encontrar probablemente en casa de la señora Lakhal. El grupo se dirigió con premura a la granja, expectantes por ver a las gallinas de el fallecido Erick. Y efectivamente, había dos gallinas gordas comiendo como puercas frente a la casa de la señora, que estaba también fuera. Convencieron a la mujer de que les diese la parte correspondiente de huevos que le tocaban a Erick, y le preguntaron por Elmo, que al parecer estaba vageando tras la hacienda. Fueron al encuentro del miliciano, y se encontraron con una estampa curiosa; un fornido y musculoso hombre de barba desaliñada empinando el codo tirado de cualquier manera entre un montón de paja. Por su forma de hablar, resultaba evidente que estaba muy borracho, y sólo quería más cerveza. Le hablaron de acompañarles para "arrestar" a Rannos, y entonces dijo que vale pero entre hipos dijo que queria una GRAN hacha para cortar cabezas, que solo tenía una daga. Los Errantes lo trataron como basura y no le querían dar nada, pero al final accedieron a llevarlo a Rufus a ver si le daba equipo. Rufus se lo dió encantado, y desoyó las criticas de los aventureros hacia Elmo. Elmo dijó que antes de ir, tenía que ir un momento a su casa. Tras mucho tira y afloja, el grupo accedió, pero Llagular se fué con el para vigilarle. Elmo se metió por el bosque, y llegó a una cabaña; dijo que tenía que entrar a cagar, entró y salió al minuto. Llagular estaba bastante escamado y dijo que el también quería entrar a cagar, pero Elmo le dijo que no tenía cagadero que allí se jiñaba en el bosque. Aún así, Llagular entró en la cabaña pero no vió nada raro, y dijo que se le habían pasado las ganas por lo que volvieron al pueblo con los demás.

Los Errantes acompañados por Elmo, se fueron al centro de comercio, pero por el camino Merya le quitó el odre de cerveza a Elmo de las manos y se lo tiró al suelo y le dijo "vaya se te ha caido ten mas cuidado". Elmo lo recogió y le dijo que era una puta, con lo que Merya le soltó un guantazo, pero antes de que llegaran a mayores los demás los separaron, no sin que antes se retaran a un duelo a muerte para después del asunto de Rannos.

El grupo llegó al centro de comercio, y en la puerta estaba Gremag, el compañero de Rannos, con unos perros sarnosos. En cuanto dunkan le dijo que estaba arrestado y Daralhar y Llagular hicieron amago de atacar con su arco y su arpón, Gremag reculó para dentro del edificio. En el interior había muchos mercaderes comerciando, y Dunkan de alguna manera acabó exhortandolos de que se fueran tambien que seguro que eran complices, pero estos empezaron a insultarlo y lo dejaron a la altura del betún. Rannos dijo que todos los cargos eran falsos y que se fuesen de allí, pero al final accedieron a acompañarles si antes les dejaban cerrar la tienda y despedir a los comerciantes. Eso hicieron, pero cuando Gremag había cerrado casi todo el edificio y se habían ido los mercaderes, Rannos sacó una ballesta de mano y le clavó un dardo envenenado a Merya. Enseguida Gremag sacó un puñal también, y los tres pulgosos chuchos de la puerta (que en realidad eran rotweillers) se lanzaron a morder a Daralhar que estaba en el umbral. Empezó una cruenta refriega, y resultó que Rannos y Gremag eran tremendamente rápidos y contaban con armas envenenadas. Rannos empezó a disparar dardos y clavó tres en tres de los aventureros, que empezaron a sentirse mal y a vomitar. La daga de Gremag también estaba envenenada, y envenenó a más enemigos acabando todos los Errantes emponzoñados. Elmo parecía tener muy buena defensa, pero por la mala suerte no acertaba ni una, igual que Dunkan. Estaban todos muy fatigados y heridos, pues apenas hacía una hora que se habían enfrentado a Lareth y no habían descansado nada; a Llagular le entró el pánico, se quitó los zapatos y se puso a pedir betún, se supone que para un conjuro.

Mientras tanto Awaie estaba buscando la forma de entrar al edificio por atras y coger por sorpresa a los tenderos. Se le resistió una puerta, y tuvo que entrar por las caballerizas que estaban en la otra punta del edificio que pequeño no era. Al final apareció por la espalda de Rannos, que detrás del mostrador esquivaba las dagas que le tiraba Merya mofándose de ella. Le clavó su daga entre los omoplatos y giró, pero no fue suficiente para acabar con Rannos, al que se le habían acabado los dardos y estaba sacando una espada corta y una daga. Merya empezó a tirarle dardos y esta vez si que le empezó a acertar.

A la misma vez, Daralhar estaba saliendo por patas de allí, perseguido por los rotweiller. Saltó la verja, y los perros se le quedaron ladrando desde dentro, al parecer amaestrados para no salir de allí. Se fué corriendo al templo de St. Cuthbert, y por el camino pidió ayuda al guarda del banco, que parecía bastante reacio a ayudar. Una vez en el templo, le pidió urgentemente a Calmert todas las pociones de ralentizar veneno que tuviese, pues cada vez estaban peor, vomitando sangre y de todo. Calmert le trajo ocho, y accedió a ir el también a ayudar.

Entre tanto, Los Errantes que estaban luchando en el centro de comercio estaban cada vez peor. Gremag esquivaba todos los ataques, y ellos estaban al borde de sus fuerzas por culpa del veneno. Llagular cayó derrumbado, pero Dunkan le dió un jugo de hígado y se pudo volver a poner en pie. Sin embargo, Dunkan no tuvo tanta suerte, y una convulsión fortísima debida al veneno de la daga le hizo vomitar su propio aparato digestivo, muriendo en el acto. Entonces llegaron Daralhar y Calmert, que trazaron rapidamente un plan de rescate o algo así; Daralhar se puso a distraer a los perros al otro lado de la verja mientras Calmert entraba corriendo y empezaba a repartir pociones de ralentizar veneno. Calmert entro corriendo, pero Daralhar se puso a tirarle flechas a los perros, le arrancó la pata de cuajo a uno, y de tanto azuzarlos saltaron la verja tremendamente enfurecidos buscándole el cuello. Calmert le tiró una poción a Merya y esta se la tomó, sintiendose momentáneamente mejor.

La situación no podía ser peor, y todo pintaba muy negro para los Errantes...

sábado, 7 de marzo de 2009

Batalla con Lareth

Resumen 07/03/2009 por Daralhar


La bruma de Darien cogió desprevenidos a los sectarios, y pronto se oyeron gritos de confusión y choques entre ellos. Zoa y Merya aprovecharon para replegarse mientras en la habitación Daralhar dormía con un hechizo al hada maligna y a Conomen y Almeth se batía con Dother, el cual no le duró mucho. No hubo mucho tiempo para tomar aliento, ya que por el pasillo se veía avanzar al joven de la armadura con una sonrisa torva en su mirada. Viendo que no llegarían a tiempo de de cortarle el paso, Zoa se adelantó para retrasar su avance, pero el tipo la hizo huir con un hechizo. Sin embargo a veces la soberbia nos hace subestimar las pequeñas amenazas: al retirarse Zoa, Awaie tuvo a tiro a su enemigo, y apuntó al único sitio en el que no llevaba coraza: la cabeza. La flecha voló por el pasillo y arrancó la mandíbula de su enemigo, sonrisa incluida, destrozando su bello rostro. En pleno shock, con los ojos anegados en lágrimas, el tiparraco dio media vuelta y se encerró en sus aposentos, mientras entre sus tropas reinaba la confusión. Awaie aún no lo sabía, pero aquel disparo le convertiría en una leyenda muy popular... entre los adoradores de Loth

La momentánea victoria dio unos momentos de respiro a los Errantes y, colocando a Almeth de guardia junto al pasillo, decidieron rebanar el cuello de Conomen y el hada maligna mientras dormían. Con Conomen funcionó, pero con el bicho el cuchillo resbaló en el último momento y el pequeño engendro se despertó. Al verse sin su arma, utilizó un hechizo y polimorfó en reptil al primero que pilló: la desafortunada Zoa. Parece que la magia no era su amiga.
Daralhar volvió a dormir al hada, los Errantes la rodearon para que no pudiera escapar, e intentaron otra vez cortarle la cabeza mientras dormía... e incomprensiblemente fallaron de nuevo. El bichejo, sin armas ni hechizos ya, se puso a dar salto mientras los Errantes trataban en vano de acertarle algún golpe. Daralhar trató de frenar el ritmo del bicho lanzándole un hechizo de “Vejiga floja”, pero sólo consiguió que el renacuajo siguiera saltando y meando a la gente, mayormente le cayó todo a Eber. Finalmente, Llagular logró arrancarle una pierna con su arpón y luego ensartarla como una brocheta de duende cojonero. Mientras, Zoa, polimorfada en un bonito tritón, vigilaba el pasillo y comenzó a dar saltitos y hacer gestos extraños advirtiendo de que había moros en la costa... de hecho dichos “moros” la vieron y le dispararon con sus ballestas. Por suerte no le dieron, o la habrían convertido en pulpa de tritón de un solo impacto. Daralhar decidió meter al bicho en su mochila antes que alguien acabara por pisarlo. El tritón se pasó el resto de la batalla viendo lo que ocurría con la cabeza asomada sobre el hombro del mago.

Parecía que la bruma se había despejado y las tropas volvían a la carga, así que Daralhar y Darien les cortaron el paso con una combinación de grasa y esfera de hielo, aun así, el lugarteniente de la coraza consiguió pasar a lo bestia, y algunas de sus penosas tropas consiguieron seguirle. El asalto pilló de sorpresa a los Errantes, que no habían conseguido bloquear el pasillo de nuevo, por lo que se pasó a un furioso cuerpo a cuerpo en la sala a bayoneta calada, aderezado con arriesgados disparos de ballesta. Llagular era el mejor guerrero en ese momento, así que fue asignado para encargarse del tipo de la armadura. Merya fue con él. El resto de los compañeros se vieron luchando con el enemigo más cercano. El combate ya estaba en precario equilibrio cuando reapareció el “sin mandíbula”. Con un pañuelo ensangrentado cubriéndole la cara y un cetro y una maza en las manos, balbuceando a gritos ininteligibles espoleó a las tropas rezagadas para que se unieran a la refriega, mientras los Errantes proferían burlas por hacia su patética estampa. Aquello cabreó aún más al clérigo, pero entre la gente que había y el charco de grasa, no consiguió abrirse paso.

Llagular y Merya estaban consiguiendo inclinar su lucha particular con el lugarteniente a favor suyo, mientras Almeth le arrancó un brazo a otro sectario. Entonces, la grasa se disipó y las tropas que quedaban entraron en tromba en aquel caos. Daralhar, ya sin hechizos, sacó su arco y comenzó a darle uso, aunque sin mucho éxito, mientras Darien, aferrado a su daga, reservaba su último hechizo de bola de hielo. Eber, por otro lado conseguía seccionar la arteria de un sectario y empezaba a sangrar como un cerdo.
El intercambio de golpes siguió, hasta que el subjefe de toda aquella plebe cayó bajo el arpón de Llagular cuan largo era, con armadura incluida, pero Llagular, muy malherido, no pudo acercarse a que Duncan le curara, pues los enemigos le cortaban el paso.

El “sin mandíbula”, con los ojos inyectados en sangre, al fin pudo abrirse paso, y los Errantes, divididos en dos grupos, se replegaron a las esquinas, con Llagular y Merya contra los sectarios rasos por un lado, y el resto por otro, con Duncan detrás curando y Almeth y Eber (sorprendentemente despierto) pegando ya en primera línea. La carencia de guerreros entre los Errantes comenzaba a pasar factura. En ese momento, Darien lanza su última bola de hielo, pillando de lleno al melenudo del cetro, sin embargo, éste, empecinado, alzó el cetro y trató de estrellarlo en la cabeza de Eber, sin embargo pifió y perdió el equilibrio, cabreándose aún más. El tipo seguía dentro de la bola de hielo, volviéndose azul poco a poco, sin embargo volvió a golpear con el cetro y esta vez sí acertó, estampando el sello de la reina araña en cráneo hundido de Almeth, que murió al instante . Aquella era un arma temible. Duncan cerró filas sobre el cadáver de su amigo y se preparó para vender cara la piel, sin embargo, cuando el clérigo maligno levantaba el cetro por tercera, profirió un alarido y quedó paralizado en el sitio, tras lo que se derrumbó y se partió en varios trozos. Una vez más la soberbia fue su perdición: demasiado tiempo expuesto a la bola de hielo de Darien acabaron con el siniestro personaje
Al ver el final de su jefe, el resto de seguidores se acobardaron y pidieron negociar la rendición a cambio de su vida. Se les impuso una rendición incondicional y ser llevados como prisioneros a Hommlet, con lo que el extraño grupo había sido vencido. La muerte de Almeth y la condición de Zoa convertían aquello en una victoria agridulce para los Errantes.