Los Errantes, hartos ya de la puerta que se les resistía, fueron a por una viga de una habitación cercana, y, usándola a modo de ariete, se pusieron a embestir contra la puerta. Toda la fortificación retumbaba con los empellones, y unas ratas rabiosas, atraidas por el ruido, salieron del almacén. Mordisquearon un poco a Dother más que nada, antes de que entre todos las pasaran a cuchillo. Al final, a base de persistir, la puerta cedió.
En el interior había una cámara de unas dimensiones respetables, con el suelo de pizarra y las paredes cubiertas de tapices, completamente ennegrecidos. Al fondo, en una chimenea aún estaban los rescoldos calientes de una hoguera, y a los lados de la camara había varios sacos de dormir. Para gran decepción de los aventureros, no había ningún CREPITADOR. Registraron la habitación a conciencia, buscando puertas o pasadizos secretos, pero no encontraron nada. Se pusieron a pegarle a las paredes con la viga, pero casi se les cae el techo encima, asi que se volvieron a Hommlet con las manos vacías y un cadaver amigo...
En el interior había una cámara de unas dimensiones respetables, con el suelo de pizarra y las paredes cubiertas de tapices, completamente ennegrecidos. Al fondo, en una chimenea aún estaban los rescoldos calientes de una hoguera, y a los lados de la camara había varios sacos de dormir. Para gran decepción de los aventureros, no había ningún CREPITADOR. Registraron la habitación a conciencia, buscando puertas o pasadizos secretos, pero no encontraron nada. Se pusieron a pegarle a las paredes con la viga, pero casi se les cae el techo encima, asi que se volvieron a Hommlet con las manos vacías y un cadaver amigo...
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