El Templo del Mal Elemental

Este es el blog oficial de la partida de HackMaster de las Sirenas, auspiciados por la asociación de rol El Dirigible, en Sevilla. Dirigida por Carlos Burón, en esta dura campaña de Gary Gigax los jugadores, conocidos como Los Errantes, sudan sangre y fichas de personaje enfrentándose a las fuerzas del Templo del Mal Elemental. Aquí podrás encontrar resúmenes, informaciónes varias, y (espero) material que aporten los jugadores. ¡A leer!

domingo, 6 de diciembre de 2009

La bóveda de los esqueletos

Resumen sesión 05/12/2009 por Daralhar

Después de su encuentro con los horrores de la Tierra Elemental, Traspié decidió que necesitaba meditar profundamente sobre lo acontecido y se marchó al campamento. En su camino de vuelta se cruzó con Lajoar, que aburrido del campamento había decidido unirse a la fiesta por un día. El elfo encontró a los Errantes donde Traspié le había indicado, y una vez reunidos exploraron diversas zonas no cartografiadas de la mazmorra, haciendo que el mapa cuadrara bastante bien.

Las exploraciones del grupo les llevaron hasta un ancho pasillo con todo el suelo lleno de huesos. Duncan sospechó que aquellos huesos no estaban allí para adornar, así que hizo una expulsión de muertos vivientes, y varios esqueletos se levantaron del suelo y echaron a correr, pero por la retaguardia, del extremo del pasillo llegaron otros esqueletos, con lo que comenzó la fiesta. Cuatro de ellos eran esqueletos de gnoll y venían con sus arcos de serie. Conforme llegaron se colocaron en línea prestos a disparar mientras parloteaban en algún tipo de lengua. Daralhar no necesitaba entender el lenguaje “esqueletuno” para saber que habían dicho “a por el mago”, así que lanzó dos grasas y los hizo rodar por el suelo mientras Gürnyr y Lajoar corrían al combate y Duncan seguía expulsando en nombre de San Cuthbert. Como el combate iba bien, tenía que torcerse de algún modo: del extremo contrario del pasillo aparecieron tres ogros, uno de los cuales era más grande que los otros y le faltaba un brazo. Lajoar se quedó manteniendo a raya a los esqueletos mientras Gürnyr marchaba hacia el flanco de los ogros.

De pronto, por la espalda de los esqueletos, apareció Assiul, que había estado merodeando por el templo, y se sumó a la refriega, ensañándose particularmente con un esqueleto que portaba una katana y atuendo oriental, mientras entre Gürnyr y Ansear abatían a uno de los ogros. Daralhar lanzó una nube de puños sobre los esqueletos, pero parecieron bastante inmunes al vapuleo, así como a las armas de tajo de Assiul y Lajoar. Aun así, poco a poco iban mermando a parte de los muertos vivientes, mientras otra parte de ellos correteaba como pollos sin cabeza cada vez que Duncan invocaba el poder de San Cuthbert, ocultándose en la esquina más próxima ante el poder del clérigo. Uno de ellos, con las ropas del fallecido Almeth, no paraba de asomarse y sisear “¡Duncan, cúrame!” haciendo castañetear sus dientes.

Viendo que el flanco de los esqueletos estaba más o menos bajo control, pero que el de los ogros se estaba desmadrando, Daralhar invocó un ogro ilusorio y lo lanzó al combate, pero su enemigo fue más rápido en golpear y la ilusión se disipó. Decididamente, aquel hechizo era un asco… Afortunadamente, Ansear y Gürnyr estaban teniendo más éxito en su labor de trocear ogros, habiendo dado cuenta ya de su jefe. Con la ayuda de otra grasa y otra nube de puños, el proceso se aceleró bastante. Al poco, todos los enemigos habían sido convenientemente reducidos a pulpa, salvo algunos esqueletos que debían seguir correteando por alguna parte de las mazmorras (entre ellos el de Almeth), espantados por Duncan. Los Errantes al menos habían recuperado la katana de Takeshi.

Después de aquello, Los Errantes se dirigieron a las últimas zonas del subterráneo sin explorar para reflejarlas convenientemente en el mapa. Descubrieron que los anchos pasillos paralelos que conducían al altar de la Tierra Elemental, se unían formando una “V” por su extremo opuesto, y en el vértice de dicha “V” había unas escaleras que descendían hasta una antesala en la que parecía haber tres puertas cerradas con unas runas que despedían periódicamente un fulgor eléctrico. Las puertas con runas amenazantes nunca presagian nada bueno, así que siguieron explorando otra zona.

Durante el registro de la última parte de aquel nivel, fueron sorprendidos por dos hobgoblins y cuatro gnolls, que no llegaron a luchar al caer todos dormidos por dos hechizos de dormir lanzados de golpe, y convenientemente degollados después.

2 comentarios:

Unknown dijo...

Hola, soy Trapie... simplemente comentar q la historia no fue del todo como la cuenta Dharalar.

En este encuentro yo si estuve, y de un certero virotazo le arranque el otro brazo al lider ogro (yo fui el qu lo lisie la vez primera).

Es una cosa simpatica para ser contada, sobretodo en las noches de taberna, ahora tan lejanas...

Lim-Dul dijo...

Hmmm, quizá por eso los guerreros se cargaron a los ogros con relativa facilidad. El resumen está escrito desde hace meses y ya no me acuerdo bien de las cosas. Me suela eso de que arrancaras otro brazo a algún ogro. Dame más detalles de lo que hiciste en esa partida para que pueda insertarlos.

Creo que en la confluencia en V de los pasillos anchos, trepaste por una pared para inspeccionar una placa de bronce o algo así que había cerca del techo ¿Puede ser?